El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una disfunción neurológica crónica. Los comportamientos de autismo más comunes son:
El deterioro de la comunicación social
Las conductas repetitivas
Las actividades e intereses restringidos.
Ciertamente, cada caso es un mundo. Pueden existir diferencias muy significativas según el grado de gravedad, forma y edad de aparición de cada uno de los criterios. Existen diferentes categorías diagnósticas. A pesar de las clasificaciones, ninguna persona con TEA es igual a otra en cuanto a características observables.
Los investigadores no saben con certeza cuál es la causa exacta de estos trastornos. Aparentemente, se deben a factores genéticos o hereditarios. Pero también pueden producirse por problemas prenatales o por otros factores no genéticos.
El autismo se conoce como un “trastorno del desarrollo” porque generalmente los síntomas aparecen durante los primeros dos años de vida. Actualmente hay multitud de tratamientos disponibles. Estos pueden dividirse principalmente en: enfoques en torno al comportamiento y la comunicación, enfoques en torno a la alimentación, medicamentos, medicina complementaria y alternativa y terapias celulares con células madre de cordón umbilical.
Tratamiento con células madre del cordón umbilical
La doctora Joanne Kurtzberg dirige un estudio clínico para el tratamiento de niños con trastorno del espectro autista. Para este, se utiliza sangre del cordón umbilical autóloga y alogénica. La doctora Kurtzberg es profesora en el Departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Duke (en Durham, Carolina del Norte) y directora científica del Programa de Terapia Celular Clínica.
Según la información que publica la Universidad Duke, las células se inyectan por vía intravenosa. La mayoría de ellas se filtran de la sangre por los pulmones, el bazo y el hígado, y las células restantes se enfrentan a la barrera hematoencefálica. La cantidad de células que pueden llegar al cerebro es algo clave para el éxito de la terapia. Pero no son las células por sí mismas las que generan su acción. Lo hacen los productos de su maquinaria interior, unas sustancias llamadas citoquinas.
Tras plantear la hipótesis inicial, este estudio clínico esta demostrando que la infusión en estos pacientes con sus propias células de sangre del cordón umbilical pueden ofrecer a nivel neural, en el cerebro, protección, reparación de las células nerviosas y reducción del proceso inflamatorio que está asociado con este desorden.
Se estima que entre 2020 y 2021 se va a obtener la aprobación de la FDA. Así, este ensayo clínico pasará a ser una terapía convencional. Esta podrá estar abierta a ser realizada de acuerdo a la regulación de cada país en diferentes unidades de terapias celulares.